Hay una hermosa paradoja griega, que relata, que no se puede uno nombrar feliz, sino después de muerto, puesto que nunca sabes como puede terminar la dicha de ese momento, y suele pasar que de la alegría surja la desgracia, y de la felicidad, el dolor.
Hay una hermosa paradoja griega, que relata, que no se puede uno nombrar feliz, sino después de muerto, puesto que nunca sabes como puede terminar la dicha de ese momento, y suele pasar que de la alegría surja la desgracia, y de la felicidad, el dolor.
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