domingo, 6 de agosto de 2017

A veces no tengo palabras, no porque nos las haya, sino porque debo traerlas a mi desde oscuros escondites donde duermen. Si me quedo callada, no es porque no sepa que decir, sino porque considero que uno cuando verbaliza las palabras le da cuerpo. ¿A qué me refiero con cuerpo?, claramente, las palabras que uno van hilando dentro de una oración se transforman en imágenes, en cuerpos desnudos, en formas que no pueden corromperse fácilmente. El arte de hablar de hacer la palabra el aquí y el ahora, conlleva otorgarle un cuerpo que late. Es por esto que encontrar las palabras que den forma a mi cuerpo, es un arte que lleva de mi colocar toda mi energía y mi deseo de que aquel cuerpo produzca en verticalidad y salida directa, el más profundo pensamiento humano.

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